El Ruiseñor del Norte… un encuentro inesperado

Antes que nada con las enfermedades incapacitantes tenemos que ser prácticos, evitar desgastes innecesarios tanto para el paciente como para su entorno. Una situación común son las paradas cortas para realizar una compra bien sea de farmacia, supermercado, etc una pregunta común es ¿te bajas? no, me quedo ¿seguro? si, me quedo. El quedarme tiene una serie de connotaciones que mi compañera ya conoce, a la sombrita, cerca de vegetación o el lugar que le indique. Para mi es un momento de tranquilidad, sosiego y observación que a menudo me premia con regalos insospechados. Recorro con mi vista cada planta, trato de determinar de donde proviene, si puede servir de alimento o escondite para alguna especie de ave o insecto, observo la incidencia del sol, las sombras, trato de encontrar algún pequeño detalle o movimiento. Además de observar estoy muy pendiente de oir, «antes de verlo, seguro que lo oirás» nos decían José Luis Jiménez y Miguel Lentino hace n-años en el curso de «observación de aves». Y esto me sucedió en Miami-Florida cuando viaje a chequearme la ELA/ALS/MND, nos paramos en una farmacia y yo encantado me quedé en el carro (cámara a mano), enseguida comencé a oir un llamado reconocido por cualquiera, el insistente y repetitivo chillido de un pichón reclamando su comida. Al principio no lo ubicaba porque estaba inmerso en la vegetación que

funcionaba como separación entre el estacionamiento y la calle principal, torpente pero decidido emergió del arbusto para ubicarse de primero para recibir su comida. Tomé varias fotografias del pichón y por supuesto de su madre o padre, porque de pichón y de púberes cuando no tienen bien definidos sus colores es difícil ubicar la especie del ave, entonces si reconocemos al adulto sabremos de que especie es la cria (salvo casos muy específicos). Ayer para concretar el post busqué en internet » Florida birds» y así conocer el «nombre y apellido» de mi querido pichón, mi sorpresa fue enorme ya que era la cria nada mas y nada menos que del ave emblemática del estado de Florida, el Northern Mockingbird o Ruiseñor del Norte  (Mimus polyglottos). Lei sobre su distribución, alimentación y hábitos que para mi no fueron sorpresa, ya que por su silueta, porte y elegancia se me pareció mucho a nuestra Paraulata Llanera (Mimus gilvus), no pude disfrutar el canto del Ruiseñor del Norte pero está como una agradable asignatura pendiente.

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2 pensamientos en “El Ruiseñor del Norte… un encuentro inesperado

  1. A veces, esos pequeños momentos de tranquilidad y observación acaban teniendo su recompensa…Las fotos que has hecho son preciosas y enternecedoras. Adoro a estos minúsculos seres que nos deleitan con su canto y su colorido; me gustan las aves en general. Seguro que aún recuerdas a mis «pombos»…¡cómo los disfruté viéndolos crecer cada día y alimentándolos con buenos granos de trigo!
    ¡Gracias por este post tan bonito! Un abrazo, Pepe.

  2. Observar a los pichones como a los cachorros de cualquier especie siempre es una delicia, despierta los sentimientos más tiernos y es un disfrute que nunca debemos desperdiciar. Tiempo bien aprovechado.

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