Caracas, jueves 31 de Octubre de 2013 (día #03):
El pequeño amaneció activo, apenas me acerqué a su jaula medio cubierta me conquistó con una exhibición de vuelo. Con control y en vuelo estático giró en varias direcciones, sin mas enseñanza que la de su manual genético. Como el clima estaba lluvioso y medio frío lo mantuve enjaulado toda la mañana, en donde se limitó a comer realizando vuelos muy cortos.
En la tarde asistí a la terapia en piscina de 3:30 a 4:30 y contaba con regresar a casa a las 5:15 a lo sumo. Mi plan era soltar al pequeño un rato para que volara y comiera antes de dormir. Con la tarde de lluvia y el día de brujas el tráfico en Caracas se complicó a niveles insólitos, a tal punto que tardamos dos horas en llegar a casa.
Apenas llegamos me acerqué a la jaula, sin encender la luz para no asustar al pequeñín y tremendo susto… el que salió asustado fui yo. No lo vi posado en las perchas, tampoco veía con claridad, a Agata que pasaba cerca le pedí que prendiera la luz. El pequeño estaba en el piso inmóvil con su cabecita recostada a los barrotes, «está muerto?» me pregunta Agata. No dije, al mismo tiempo que tocaba suavemente al pequeño para despertarlo, el pequeño sorprendido voló sin golpearse unos segundos, apenas retiré el bambú el voló a su dormitorio. Antes de taparlo revisé el dispensador de comida, comprobando que comió más que ayer. Ya con el pequeñín durmiendo le comenté a Agata que había sucedido lo mismo del día anterior: el bambú que coloqué para que comiera posado interfería con el sitio que el prefiere para dormir y él no se posó en lo que había y prefirió dormir en el piso
No resistí la tentación y sin molestarlo mucho le tomé una foto en la que aparece pasando su primera noche de brujas, noche de sustos.
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Parece que ala noche de brujas fue noche de sustos…Menos mal que el pequeñín estaba bien y se durmió tranquilo.
Me gusta leer sis hazañas diarias…¡Gracias por compartirlas, Pepe! Abrazos.