Casi todos los nidos de aves son laboriosos y demandan de los alados muchas horas de dedicación exclusiva. Cada especie realiza el nido siguiendo planos y especificaciones invisibles, grabados en su patrón genético. Los nidos de colibrí destacan entre los demás nidos no por su diseño, sino obviamente por su tamaño, lo delicado del trabajo, el uso de materiales para que se confunda con el entorno y su ubicación, disimulándose entre las hojas, follaje, taludes, etc.
Pagaría por ver la cara que puso Tomás Fernández cuando lo llamaron unos amigos de Cerro Verde-Caracas, seguro le dijeron «Tomás tienes que ver un nido de colibrí con crías que hay en nuestra reja», Tomás diría «Nido de colibrí en una reja? Uhm…, tengo que ver eso, voy saliendo… epa, están en casa?». Tomás fue, documentó el momento en fotos y video compartiéndolos en cuestión de horas, una escena que él no olvidará y nosotros tampoco. Un hembra de colibrí de pecho blanco o diamante gargantiverde, [Glittering-throated Emerald] (Amazilia fimbriata) alimentando a dos pichones en el nido que hizo en una reja, increíble.
Desde cualquier punto de vista una obra de arte….
Una escena muy tierna y digna de fotografiar…En cuanto a los nidos de aves siempre me han llamado la atención por el trabajo y el buen hacer que ponen esta labor.
Como siempre, ¡hermoso e interesante post…Gracias, Pepe! Un abrazo.