Desde que lo atraje al balcón con una vaina de Mare-mare o Cañafístolo burrero (Cassia grandis), el Carpintero habado [Red-crowned Woodpecker (Melanerpes rubricapillus)] me visita todos los días. Muy desconfiado y siempre alerta, no duda en huir volando al detectar el menor movimiento. Hoy me agarró a mitad de camino, ya que me disponía a salir a pasear una rato acompañado de Nikita (poodle de 14 años) la «mascota» de la casa. Al verlo en el comedero frene en seco la silla y le pedí a Alcira la cámara, que por fortuna estaba cerca lista y con trípode.
A todas estas el carpintero comía y vigilaba su entorno, principalmente hacia el apartamento, esta vez estábamos ocultos en el reflejo de la ventana que se mantenía cerrada. Logré tomar varias fotografías sin asustarlo, los que si se asustaron fueron los colibríes y reinitas que prefirieron regresar más tarde ya que aunque la barra la ocupaba uno solo, era demasiado intimidante el comensal.
Me encanta tu nuevo visitante y las bellas imágenes que has podido fotografiar. Qué colorido tan bonito, sobre todo las plumas de su cabecita…Creo que pronto te va a conocer muy bien y sabrá que ha encontrado un buen amigo.
¡Gracias por este post lindo, Pepe! Feliz fin de semana.