Es parte de mi paseo mañanero revisar una zona donde conviven bromelias, orquídeas, palmeras, yucas y un joven granado. Escudriñaba las ramas altas cuando un brinco de Nikita llamó mi atención, enseguida descubrí muy cerca de mi a un pequeño, despierto y desconfiado gato.
Acostado en una maceta parecía estar muy cómodo, para no inquietarlo me mantuve a distancia y sin movimientos bruscos alcancé la cámara. Poco a poco, con medida cautela gané su confianza y logré algunas fotos aceptables, aunque me costó lo disfruté mucho.
Las crías de gato suelen ser varias y permanecer juntas durante un buen tiempo, protegiéndose instintivamente; por eso no me extrañó que apareciera otro pequeño y se nos uniera. El joven felino derrochaba personalidad, definitivamente era más dominante y ejerció un rol vigilante y protector; tanto que hasta increpó a Nikita manteniéndola a la distancia.
El pequeño que estaba en la maceta ni se movió, ni se inmutó; el que llegó fue el que buscó acomodo, lográndolo finalmente.
Quisiera que se fijarán en el gato gris y observen comparando la primera imagen con las demás; como ve relajado confíando totalmente en su hermano, compañero y protector.
Este post se lo dedico a las (los) amantes de los gatos, principalmente a mi hija Camila, mi hermana Lucia (Lucy) y mi prima (hermana) Teresa (Tere).