Este año los mango de hilacha dieron una cosecha abundante y frutos de buen tamaño. Sorpresivamente muchos llegaron hasta madurar y pudimos disfrutarlos en jugo (licuando la fibra) y combinado con lechosa y/ó naranja, mmm!). Como debe ser los que más comieron fueron las ardillas, guacharacas, azulejos de jardín, reinitas y tordillos comunes, paraulatas, lechoceros ajiceros, algunos insectos, etc. Las ardillas administraron la cosecha, convirtiéndose en las croupiers de cada mano, en su defensa diré que ellas (en esta oportunidad) comieron bastante de la fruta y al dejar caer el sobrante ayudaron a otros alados a alimentarse (simbiosis).
Una pareja de guacharacas (Ortalis ruficauda) se instaló en el conjunto residencial, como si se tratase de un intercambio de Resort, en donde disfrutaron una semana las instalaciones, gastronomía y actividades recreativas (todo incluido). Podemos resumir un día típico:
- Mañana: amanecer estruendoso despertando a la mayor cantidad posible de vecinos (premios sorpresa), desayuno mango al sol, baño de sombra en el Spa Guayaba,
- Media mañana: actividades de riesgo controlado: Canoping (incluyendo snacks y jugos de variadas frutas exóticas),
- Almuerzo dirigido y siesta respectiva.
- Media tarde: paseo y juegos varios con los monitores (gatos), merienda dirigida.
- Noche de percha.
Uno de los gatos más activo del conjunto se acercó a la mesa donde las ardillas croupiers repartían mangos. Pasaba por un simple e inocente observador del juego, pero tenía otros intereses, calladamente sin llamar la atención analizaba a los jugadores y a la banca. Obvió mi presencia y permaneció inmóvil e inmutable cual Esfinge durante un buen rato.. Su concentración era únicamente esperando que un alado distraído entrara a su radio de acción y poder realizar su jugada maestra. Afortunadamente el felino no entró en el juego, permaneciendo intacta la simbiosis entre las ardillas croupiers y los alados, esa mañana solo hubo ganadores.