Salimos del ferry sumamente contentos después de atracar en el Puerto de Guamache, ubicado en Punta Mangle, Isla de Margarita. Comenzábamos las cortas vacaciones, derrochando alegría y optimismo, habla que habla, risa y risa. Margarita nos recibía con un gran espectáculo, obligando a Agata a orillar el vehículo y estacionar. Maravillados y agradecidos contemplamos las bandadas de Flamingo del Caribe (Phoenicopterus ruber), también había otras aves comiendo en la albúfera pero, el color predominante era el rosado. Uff! que pinky comienzo…
Casi a diario visitamos Playa Guacuco, en donde mediante una rampa, podía llegar cómodamente muy cerca de la orilla, y con una mínima ayuda, quedar instalado como un rey. A pocos metros había una quebrada de agua limpia, su caudal era pequeño y constante, con varios pozos en donde unos niños se divertían sin peligro.
Me entretuve observando una Garza Pechiblanca pescando, en una zona delimitaba claramente por la desembocadura de la quebrada. La garza descifraba el comportamiento de peces muy pequeños, a los que les seguía el paso, como pareja de un baile singular. Su efectividad variaba mucho, eran rachas de aciertos y fracasos. Cada cierto tiempo la alada volaba y se posaba en los árboles cercanos, a descansar, digerir, a tal vez esperar que los peces volvieran, etc.; repitiendo el ciclo.
La urbanización me tenía cautivado, pero recorrerla toda para conocerla, podría ocasionarme un peligroso e innecesario desgaste (#ELA #ALS #MND). Me concentré en lugares con sombra, relativamente frescos y que tuvieran algún atractivo para las aves: alimento, protección, etc. Pronto descubrí uno de los lugares donde había mas actividad y señales promisorias.
Apenas llegué al área de la piscina observé varias aves, el primer colibrí que vi llamó mi atención, esa especie nunca la había visto y Margarita era el lugar ideal para hacerlo. Parecía ser el Colibrí Anteado [Buffy Hummingbird (Leucippus fallax)], eran los primeros días y ya tenía algunas imágenes «aceptables» para documentarlo.
Había muchísimas flores y eso me obligó a estudiar el entorno, entender las conexiones, los ritmos, tal cual como la Garza Pechiblanca; con la pequeña diferencia que ella lo hacía para sobrevivir y yo para… (continuará)
Agradecimiento a Agata y a Igone.
Dedicado a todas las personas sometidas a ciclos de tratamientos médicos, especialmente a mi amiga Geo Garcia por culminar su 1er ciclo, ánimo y fuerza.
Interesantísima esta segunda parte del relato, las flores son una auténtica belleza…Me puedo imaginar vuestras vacaciones en un entorno tan hermoso y tan bien descrito; gracias, una vez más, por compartirlo.
¡Gracias, Pepe, Agata…y a todos los que han colaborado para que vuestra estancia fuera tan agradable!
Mucha fuerza y ánimo para tu amiga y para todas las personas que luchan por su recuperación.