Llegamos al destino a las 7:30 pm, después del entretenido viaje; nuestra querida amiga y mi vecina preferida Igone (San Sebastián) nos recibió con alegría pura y cercana. Supongo que ya nos tenía un plan preparado, de todas formas nos preguntó: qué tal el viaje? Están cansados? Pepe tú qué? -Yo, lo que venga, «así me gusta, esa es la actitud» dijo sonriendo. Era obvia la satisfacción que sentía por tenernos en su amada ciudad, San Sebastián y cuyo nombre también, es uno de sus ocho apellidos vascos.
Mientras Agata seguía a la motorizada Naia para aparcar el coche, Camila, Igone y yo nos dirigimos a La Concha. En el camino me recreaba con Donostia, detectando los detalles propios, particulares: manzanos, flores, balcones, relojes, pórticos, gente paseando, hablando…, más detalles que Igone nos mostraba.
La ciudad conocida como Donosti, Donostia, San Sebastián, Donostia-San-Sebastián, Sanse, La Bella Easo, (¡hasta Irutxulo!) nos trató como a pocos, permitiéndonos disfrutarla en todo su esplendor arropada con cielos azules, que se mantuvieron durante nuestra corta estadía.
Disfrutamos del atardecer con todos los sentidos dispuestos, sin editar nada. Era un espectáculo que tenía que ovacionar parado y así lo hice, ayudado por Camila y mi querida amiga Miren (vive allí y nos encontramos por casualidad).
Cuando Agata regresó, nos pusimos al tanto y comenzamos la marcha; todo está relativamente cerca y se llega a los lugares sin prisas. Nos dirigimos hacia la zona vieja de Sanse, a la desembocadura del río Urumea, allí cerca el Centro Kursaal mostraba con orgullo la publicidad de la edición 63 del Festival de Cine de San Sebastián (en curso).
Nuestra anfitriona nos llevó a «La Cuchara de San Telmo«, diciéndonos: es pequeñito, se come rico (pintxos) y a mi me encanta, seguro que les va a gustar. Para un viernes en la noche el recibimiento fue fuera de lo común, Igone regresó riéndose y participándonos las buenas nuevas: «sin influencias, ya nos van a sentar aquí mismo en la barra» se volteó señalando el logro. Comimos y bebimos, lo que nos gusta pero preparado diferente, como lo hacen en Donostia. A qué está bueno, Pepe? -Uff Igo! no hay palabras.
Había mucha gente en la calle, sólo se veía aglomerada en las puertas de los cines ó en algunos negocios de comida, la mayoría estaba de «pintxos y zuritos» (tapas y cerveza).
Las siguientes fotos están en galería, linkeando podrán leer el texto de cada foto y podrán comentar si lo desean.
Sigue…
Agradecimientos y créditos: Igone San Sebastián, Camila Dopico y Agata Cafarelli
Realmente un paseo inolvidable, de esos que dejan huella