Sábado en Caracas… de colibríes, lluvia purificadora y tenis del bueno.

El sábado pasado  fue un día de contrastes, Agata y yo salimos de casa con varios objetivos en mente. Sin entrar en detalle había entre ellos obligaciones, compromisos, esparcimiento, etc. El esparcimiento, consistía en la exposición fotográfica «Colibríes, Tucusitos, Picaflores» de Tomás Fernández, a punto de finalizar (Espacio para el Arte “Graciela Mathison”, de la torre de hospitalización del Centro Médico Docente La Trinidad). Desde su inauguración, por diferentes razones pospusimos nuestra asistencia. Me gusta mucho ver fotografías, disfruto las exposiciones… pero si además es de un amigo, no tiene precio.

Los jardines del CMDT siempre me ha llamado la atención, hay una variedad importante de árboles y palmeras. Aprovecho todo lo que puedo para captar detalles, muchos se escapan o se pierden. Después de bajar la silla de ruedas y a mi, Agata se  dirigió al estacionamiento. La esperé un buen rato, su recorrido era largo, ya que cerca de la entrada no hay puestos para personas con handicap. ¿Qué tal…? me dice Agata, «No se, supongo que bien» respondo. Parte del disfrute de una expo, es compartir las primeras impresiones, los detalles, comentarios, justificaciones. Conversamos sobre el tema un buen rato, durante y después de apreciar la muestra. Como le comenté después a Tomás: Excelente!, sin embargo a las fotografías les faltó iluminación. Igual ocurre con los colibríes en la naturaleza, la luz adecuada hace que surjan colores metálicos y cada pequeña pluma cambie por una gema, una joya. Con eso confirman que son «pequeños seres de luz»

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Regresamos a Caracas bajo la lluvia intermitente, nuestro horizonte al Norte franco desaparecía. La lluvia se concentraba en la montaña, su manto oscuro como es costumbre llevaba sentido Este-Oeste. Eran escasamente las dos y treinta de la tarde, sin embargo parecía el preludio de la noche. Agata estacionó y por una justificada sospecha no se bajó, menos mal, la velocidad de las densas gotas se convirtió de suave a fuerte, a intensa. Desde mi ventana de copiloto (solo título), veía el ir y venir de los colibríes a mi comedero preferido. El fuerte aguacero aisló a dos de ellos, por esta vez obviaron las agresiones, compartiendo techo seguro y comida. Una gruesa cortina de agua, los escondía de otros colibríes posados en los árboles cercanos. La lluvia continuó toda la tarde, con más contundencia en la montaña, desde sus faldas hasta las altas cumbres. Vino la esperada calma y ya en casa probé suerte, fotografiando algunos colibríes en la ventana sur. La exposición de Tomás me motivó, en Caracas diría «me enfiebró», hice algunos cambios, porque mi búsqueda era otra. La bateria de la cámara se agotó, resignado acepté y descargué las veinticuatro fotos en el computador

Ya era hora de pasear a Nikita o de que Nikita me pasease. La poodle de trece años está en celo, por ello me veo obligado a un marcaje estricto. No la pierdo de vista y para asegurarme de ello sin hacer el ridículo, le pongo la correa. Apenas bajamos la rampa del estacionamiento, una luz especial captó mi curiosidad, algo diferente ocurría. Quedé boquiabierto, Nikita no se interesó y buscaba la linea del paseo habitual. La montaña, el Avila, casi la podía tocar, nítida, preciosa, cielo azul, amplio con algunas pequeñas nubes difuminadas. Pensé rápido (en mi escala), si quería registrar el momento tendría que ser con la cámara del teléfono. La excelencia de las condiciones sobrepasó la tecnología y las prestaciones del aparato. Ni les cuento la posición que adopté, para asegurar una foto sin movimiento. La foto resume lo que les conté, adicionalmente con CS6 aproveché para eliminar un poste de luz y  darle un poquito de contraste  a las nubes difuminadas.

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Ya estaba más que satisfecho con mi sábado, de buenas vibras y lluvia purificadora. Esperaba con Agata el comienzo de lo que prometía ser un espectáculo:  la semifinal del ATP Montreal 2013, entre Rafael Nadal y Novak Djokovic. Que juegazo, que puntos, que entrega de los dos tenistas. Voy a dormir contento, satisfecho, feliz, el sábado en Caracas… de colibríes, lluvia purificadora y tenis del bueno.

Créditos: Fotografía de Tomás Fernández de RunRun.es  (@garbo83)

Un pensamiento en “Sábado en Caracas… de colibríes, lluvia purificadora y tenis del bueno.

  1. Así fue realmente un sábado rico, hicimos de todo un poquito, el tiempo cambió y el remate del juegazo…sin comentarios.

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