De crucero con handicap… Playa Paraíso-Ocho Ríos-Jamaica

SerenityHicieron falta pocos recorridos y desvíos, para que Agata procesara como se interconectaban las áreas y pisos del enorme crucero (Carnival Breeze). Que núcleo de ascensores comunicaba que pisos, accesos y posibles combinaciones. No es fácil, le decía a Agata «esto es un verdadero p.., el que se eche palos la tiene difícil». Uno de los mejores descubrimientos fue Serenity, un área exclusiva para mayores de 21 años, con jacuzzis temperados, tumbonas, sofás, camas, las populares y codiciadas camas con techo y por ende con sombra. Muy agradables si hace brisa, pero si hay «calma chicha» se corre el peligro de salir «cocinado lentamente» .

ORNos acercábamos a Jamaica, un país de 240 Km de largo por 80 Km de ancho y 2,8 millones de personas. Famosa en el mundo entero por su Reggae, ritmo musical que surgió a mediados de los años sesenta, con el inmortal Bob Marlley. Cuna de los velocistas más rápidos del planeta, con récords mundiales y olímpicos (fenómeno hasta ahora inexplicable, que erróneamente llegó a atribuírsele a un «supuesto» gen de la velocidad, el ACTN3). En Jamaica también nació el movimiento espiritual Rastafari, cuyo fin «es vivir sintiendo el amor, que solo el humano es privilegiado de sentir tan gran sentimiento, para ir por un sendero recto y verdadero, siempre con bondad, hermandad y verdad». «La marihuana es usada por los Rastafaris como algo sagrado… desde siempre está vinculada con la apertura de conciencia facilitando la conexión interna y acercando uno a Jah (Yahveh-Dios)».

Desde el barco presenciamos la maniobra para atracar en el muelle, aunque sinceramente le prestamos más atención a las aguas turquesa, prístinas, calmadas, sin ningún tipo de contaminación, la arena blanca. En la linea de costa veíamos varias opciones con instalaciones y servicios, asumimos que a alguna podríamos llegar con la silla eléctrica. Avisan por los altavoces que ya podemos bajar a Ocho Ríos-Jamaica, lo hicimos sin prisa pero sin pausa, Playa Paraíso nos espera.

PlayaParaisoPanoramica

Para salir del barco había  mucha gente, aún así la fila fluía rápidamente. Nosotros nunca, en ningún momento usamos mi handicap para adelantarnos. El pavimento hasta las oficinas de Aduana era muy parejo, la silla rodaba de maravilla, la batería de la silla estaba full carga y nuestro energía también. Usando el sentido común, tomamos una vía a la izquierda, esta se ubica entre la playa (separada por una reja y jardines) y unos edificios de pocos pisos. La via interna nos llevó al estacionamiento de la playa, directamente a la entrada peatonal. Agata se adelantó a averiguar y tuvo que cancelar una pequeña suma por el ingreso, este aporte lo destinan a la preservación de tortugas marinas y al mantenimiento de la playa. Estaban bien organizados, uniformados sencilla y cómodamente. Nos asignaron a un Sr. y él era el encargado de atendernos en cuanto a sillas, bebidas, comida, etc.

PlayaParaiso8RiosJamaica

Inicialmente nos instalamos cerca de la entrada, a la sombra de un Almendrón de Playa, había muchos, me extraño un poco, pero me agradó. En caso de querer bañarme el agua me quedaba un poco lejos (para mí). Como siempre acostumbramos, primero aseguramos un lugar aceptable y después buscamos más opciones. Agata dió un corto paseo y a los pocos minutos regresó con una sonrisa. «Cielito (así me dice), encontré un lugar buenísimo, está a pocos pasos del agua y el camino para llegarle es de grama bajita y arena dura, vamos?, claro, le dije haciendo el amago de pararme. Avisamos al Sr. que nos atendía y dejamos la tumbona allí y prometiendo regresar más tarde, nos fuimos con ilusión a la nueva ubicación.

Era el Edén de Playa Paraíso, estaba como Dios, parecía estar en un pequeña peninsula o cabo, desde allí elevado, a la sombra era un privilegiado (gracias a Agata). «¿Nos metemos al agua?», me dice. Ahora no, dáme un chance le digo, quería procesar, digerir el momento, los colores, olores, todo lo que pudiera registrar. Al ratico me decidí, había varias opciones y me decidí a bajar con la silla una pequeña cuesta de arena dura, muy despacio me ubiqué a veinte pasos del agua. Agata le pidió ayuda a un joven que ya venía con esa intención, juntos dándome apoyo, descansando cada cuatro pasos llegué al «paraiso prometido». Agata me alejó un poco de la orilla, hasta que el agua me llegó a los hombros, ¿cómo describir la  sensación? caminaba sin lastres, tenía la libertad de flotar, hasta estar de pié. Aproveché un buen rato y después me acerqué a la orilla. Sentado, sin oleaje o corriente el agua transparente me permitía ver media docena de pequeños peces, ellos iban y volvían picoteándome sutilmente los dedos de los pies, algunos se arriesgaron a acercarse un poco mas. El salvavidas Leroy estaba pendiente de nosotros y con una sonrisa se acercó a ayudarme a  salir.

OchoRiosJamaicaMall

Cerca de Playa Paraíso dimos un paseo, en todas las aceras había rampas y pude desplazarme cómodamente, sin obstáculos. En el centro comercial, un conjunto musical ambientaba el lugar tocando ritmos jamaiquinos y dos morenas con faldas largas movían sus enormes traseros de almohadas, en sugerentes pero cómicos movimientos.  Yo no entraba a las tiendas, esperaba a Agata siempre debajo de una sombra, fue en una de esas paradas que tuve un «encuentro cercano de tipo desconocido». Un lugareño empleado del centro comercial, me dice sentado desde un banco a la sombra y señalando mi silla con un movimiento de labios «esa silla ¿de quién es?», mía le digo, sentado en ella. «Eres un mentiroso»¿por qué?, le digo yo. «Mientes, porque tú… no la necesitas» me dice. Yo le dije en criollo, «su palabra vaya alante». Algo más que contar de Jamaica, comparto una foto con Beyonce (me la encontré de frente en el pasillo),  ella gustosa aceptó.

Regresamos a nuestro barco contentos, felices, llenos de energía y buena vibra. Playa Paraiso-Ocho Ríos-Jamaica, un lugar especial que nos brindó un día muy especial, sol, playita, sonrisas, hermandad,  amistad, amor… se puede pedir algo más?. Las fotografías, quedarán como testimonio de que no lo soñamos, estuvimos juntos en el paraíso, gracias vida.

4 pensamientos en “De crucero con handicap… Playa Paraíso-Ocho Ríos-Jamaica

  1. ¡Qué hermosa experiencia…Si es que realmente parece un sueño! Leyendo el post, me doy cuenta de que realmente habéis estado en «el paraíso»…Las fotos son divinas y se os ve guapísimos y radiantes de felicidad.
    Puedo entender al que te preguntó: ¿De quién es la silla?…Si es que se te ve genial y también a Agata.
    Ojalá que pronto podáis hacer un nuevo crucero porque eso es «vida y energía».
    ¡Gracias por compartir este sueño maravilloso porque de verdad que disfruté leyendo el post y viéndoos tan bien y felices, os lo merecéis! Muchos besos para los cuatro.

  2. Bello relato de lo que imagino una bella experiencia, me alegro de que lo hayan disfrutado, ahora Kareny y yo nos encontramos en unas cortas vacaciones en la Isla de Margarita, tan pronto llegue intentare comunicarme contigo, un gran abrazo

  3. Hola Jose
    Te felicito por las fotografias y tus sensacionales comentarios.
    La mayor de las felicidades para ti y los tuyos.
    Un abrazo.
    Javier Lopez

  4. Pepe, como disfruto recorriendo tus cuentos! la sencillez de ellos los hace valiosos. y creo que el señor del centro comercial logro ver mas alla y por eso se dio cuenta de que tu realmente no necesitas esa silla.

    Un abrazo.

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