Hoy la Peque disfrutó del amanecer en el balcón, Agata la destapó y saludó antes de salir; seguro que se despidió de ella con un portate bien, no seas tremenda y hazle caso a papi. Después de desayunar le pedí a Alcira que hiciera unos cambios en la distribución de la mesa, los posaderos y comederos, esto con el objetivo de satisfacer sus requerimientos. La saqué de la jaula sin problema y enseguida voló de flor en flor, pero sin hacer el mínimo esfuerzo por comer sola. No quise obligarla haciéndola pasar hambre, consintiéndola le pedí a Alcira que la alimentara y que estuviera pendiente, finalizando con «seguro que cuando tenga hambre, chillará».
La Peque sigue disfrutando viendo al exterior, a cualquier movimiento, en especial a pequeños insectos, aves, tal vez aprecia las nubes, los árboles y la montaña. Eventualmente pasa una ambulancia ó un camión y esos ruidos la perturban; le gustan los cantos de las aves y parece acompasar sus melodías al abrir y cerrar su cola, cual batu ta-abanico.
Al llegar Agata relevó a Alcira como madre sustituta y la niña se sentía cercana al cielo, ya que Agata adivinaba sus necesidades y se adelantaba consintiéndola, disfrutándola, pero siempre educándola. En ese sentido hoy se alimentó con diferentes comederos y de la jeringa, ya que le encanta Agata la complació.
Esta noche dormirá en su posadero preferido y se despertará con la luz del amanecer, veremos que tal le sentó el cambio y como se portará. La expectativa para mañana y que seguramente la cumplirá es que coma sola, por los momentos apoyada, pero… amanecerá y veremos.