Para unos casualidad, causalidad para otros, el punto es que por repostar (cargar) gasolina conocimos un lugar hermoso y especial. Ninguno de los tres conocíamos las Bodegas Sommos, pero lo que veíamos nos gustó, era una muestra inesperada de belleza y excelencia. Haciendo el post recorrí sus instalaciones, conocí sus metas, objetivos, la pasión por su tierras y producto con Denominación de Origen Somontano; materia pendiente: probar sus caldos..
Los horizontes se sustituían, como si se tratase de una muestra de postales. De algunos apenas veíamos una muestra de su historia y grandeza como por ejemplo, el Pueyo de Barbastro (Santuario y Monasterio Nuestra Señora del Pueyo). Lugar de peregrinación mariano, donde la fe y la devoción destacan en la atalaya. En el año 1.936 durante la guerra civil, fueron martirizados 18 monjes benedictinos de este monasterio; convirtiéndose en los Beatos Mártires del Pueyo.
Los cultivos de oliva o de uva eventualmente se alternaban con los colores ocres de la tierra.
El Castillo de Montearagón despertó mi imaginación, en un enclave estratégico; su espalda al norte la protegen las montañas, que no se ven por su lejanía.
Al poco tiempo de disfrutar de los Mallos de Riglos, cruzamos por un puente de metal el Embalse de la Peña, una de las presas más antiguas de España.. Los tonos verde/azul de sus aguas nos refrescaron, la vista y el viaje.
El Embalse de Yesa nos gustó mucho, Camila le expresó por todos nuestra admiración y elogios (lo ameritaba).
Falta menos…, próxima parada Donostia (les llevaremos buen tiempo).
Agradecimientos y créditos: Camila Dopico (Fotografía y Video) y Agata Cafarelli (Producción).