De las pasiones permitidas a la luz y el color

En casa tengo fama de monotemático, lo bueno es que me soportan y a veces hasta disfrutan conmigo (la pasión). Durante los últimos y difíciles años me acompañaron siempre los Tiaris bicolor, los pichones de los nidos cercanos siguiendo a la madre, hacían su primer vuelo al balcón donde yo trabajaba. Sus pitidos (de 2 a 4 pichones) reclamando alimento los disfruté con placer, les hablaba pidiéndoles calma y paciencia. Con esa confianza ganada, era normal que se acercaran y se sintieran cómodos con mi presencia. Cuantas veces oí de mis hijas «les habla, les tira besitos a los pajaritos, los quiere más a ellos que a nosotras», celos malditos celos… En el nuevo apartamento les proporciono, comida, bebida y baño de inmersión, ya tengo varios asiduos visitantes, sin embargo es cuestión de tiempo que la clientela se diversifique (otros semilleros) y aumente. Con los comederos para colibríes, he(mos) tenido muchas satisfacciones y son estas joyas aladas las protagonistas de mi día a día. El primer comedero que instalamos, está ubicado en la ventana norte del apartamento. Diariamente es visitado por colibríes (Amazilia Bronceada Coliazul), reinitas (Reinita común) y eventualmente por alguna curiosa, testaruda y destructora ardilla (rata arborícola de cola vistosa).

Tenía como proyecto pendiente colocar otro comedero en la ventana sur, esto con la esperanza de captar más especies de colibríes. Aprovechando el reciente viaje a Miami, seguí el consejo de mi amiga Laura y compré uno en Walmart, bueno, bonito y barato (están en el área de jardinería). Aunque suene increíble fue mi única compra en el viaje, pero sentía que regresaba con un baúl lleno de ilusiones. Regresamos un domingo y ya el lunes estaba instalado en posición esperando ser descubierto. Prestando atención, podemos distinguir los diferentes sonidos que emiten los colibríes, si están marcando territorio, peleando o relajados. En la madrugada del día martes, sin abrir los ojos sonreí al oír la actividad de varios pequeñines, en la cercana ventana sur, éxito!. En pocos días de uso ya es muy  popular, su ubicación permite el disfrute cercano de los pequeños alados y el fácil acceso para mantenimiento.

Colibri 1

Aunque me cuesta (paciente de ELA-ALS ó MND), les he tomado algunas fotos y vídeos. Con calma voy descubriendo sus hábitos y preferencias, también preparando las cámaras para lograr tomas aceptables, sin quedar exhausto en el intento. Las imágenes que acompañan el post, son una muestra de las pequeñas joyas aladas que me visitan a diario. Son la misma especie (Amazilia Bronceada Coliazul ) y podría ser hasta el mismo individuo.

Colibri1

Los colibríes despliegan su belleza a plenitud, cuando reciben la luz (del sol o artificial) directamente. Como si fuera algo mágico, afloran detalles de su plumaje y emergen escondidos colores metálicos; captando nuestra atención y haciéndonos olvidar su diminuto tamaño. A los colibríes le podemos aplicar la máxima de: «su color varía, según la luz con que los mires»… Cualquier parecido con la vida real, es mera coincidencia.

Gracias a Caracas Alada (grupo Abierto de Facebook) por ubicar nuestra foto en su portada del 20/05/2013.Caracas Alada

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